2.4.10

Antorchas en la biblioteca

No es la primera vez que hablo aquí del abogado Carlos Sánchez Almeida.

Acabo de ver el vídeo de una conferencia que dio hace poco en la UPM titulada «Antorchas en la biblioteca», acerca del proyecto de Ley de Economía Sostenible y en particular sobre su disposición adicional primera (la conocida como «Ley Sinde»).

Lo interesante de esta conferencia, además de la crítica a la mencionada ley, es que aporta un par de ejemplos de cómo podría evolucionar el modelo de negocio de manera que puedan salir beneficiados tanto los usuarios como los autores.

Hace mucho que no escribo nada en el blog, así que si me he puesto a recomendaros este video, es porque creo que realmente vale su tiempo en oro. Aquí lo tenéis:

30.6.09

¿Cuánto ha caído la vivienda?

Acabo de ver un post en d€finanzas en que se habla del IPV, una especie de IPC sobre el precio de la vivienda (por cierto, menuda jugada lo de no incluir la vivienda en el cálculo del IPC).

Resumiendo, la caída de precios desde el primer trimestre de 2007 al primer trimestre de 2009:
  • Vivienda nueva: 15,3%
  • Vivienda de segunda mano: 25,5%
  • Caída media: 20,7%
Y sigue bajando ¡vamos para bingo!

Hace casi un año, la ministra dijo que era un buen momento para comprar. Por suerte parece que hace un tiempo que está calladita. Ya sabes:
¡No compres, alquila!
... o, al menos, espérate unos meses...

9.6.08

La troba Kung-Fú


Anoche estuve viendo el programa No disparen al pianista, el mejor programa de música que se hace actualmente en la tele... con permiso del Loops! (nota mental: Sara Loscos... mmmm... ¡amor platónico!).

A lo que iba. El caso es que actuó en directo un grupo buenísimo que yo no conocía llamado La troba Kung-fú. Será la costumbre, la inercia o no sé qué, pero uno ya tiene el reflejo de abrir el eMule o su cliente P2P favorito, y darle a la tecla como quien no quiere la cosa. Pero el destino hizo que, esta vez, pasase primero por la web del grupo y, ¡oh sorpresa! el disco está disponible para su descarga (y ojito, que no hay trampa ni cartón: los mp3 en calidad 320kbps —calidad CD— y las carátulas, listas para imprimir).

Parece que Algo está cambiando en el mundo de la música, y que cada vez más grupos se van dando cuenta.

Los triunfitos, alejandritos, victor-y-anas, mikerivers, ramoncines y demás cortesanos de la SGAE, o cambian el chip, o en menos de cinco años se estarán comiendo los mocos (por 25 pesetas, nombres de cantantes que rajan por la caída en la venta de discos, pero que llevan más de veinte años sin sacar ni un solo disco... como por ejemplo, Teddy Bautista... un, dos, tres, responda otra vez... tituc, tituc, tutiquitiquí...).

Felicitats, gent de la Troba. Us desitjo molta sort i espero veure-us si feu un concert per aqui a prop...

28.2.08

1 de marzo: manifestación por una vivienda digna


Me avisan los de V de Vivienda que este sábado día 1 hay convocada otra manifestación por una vivienda digna. Aprovechemos ahora que los políticos están en campaña y a lo mejor hasta hacen como que nos escuchan.

En la web de V de Vivienda tenéis los detalles de la convocatoria. Aquí en Barcelona es, como siempre, en Plaça Catalunya, a las 17:00h.

¡Nos vemos allí!

7.1.08

Saqueadores

El suplemento El País Semanal publicó ayer un artículo de Javier Marías titulado Tiempos saqueadores. También lo ha colgado en su weblog. Pero, como tiene cerrados los comentarios peor para él: le contesto aquí, en el mío, donde puedo andar en pijama y pantuflas y poner los pies encima de la mesa.

Comienza Marías advirtiendo que ese artículo ya lo publicó hace muchos años, y que en el diario El Mundo ya se lo fusilaron con anterioridad (el hecho de que El Mundo se interesase por publicarlo puede dar una idea de la ideología recogida en dicho artículo, añadiría yo).

El caso es que el señor Marías está indignado con el revuelo que se ha armado recientemente con la aprovación de las nuevas tarifas del cánon compensatorio, y la extensión de dicho cánon a nuevas categorías de dispositivos electrónicos, como discos duros, impresoras, o teléfonos móviles. De todas formas, como ya he hablado aquí muchas veces sobre el cánon e imagino que ya sabéis que me pisa las tripas, esta vez tomaré un enfoque distinto.

Dice el señor Marías:
Todos estamos de acuerdo en que sería una tragedia que, por el capricho o la codicia de unos herederos remotos de Cervantes o de Bach, no pudiéramos leer el Quijote o escuchar las Variaciones Goldberg [...]. De ahí, por tanto, que las obras de arte, transcurridos setenta años de la muerte de sus creadores [...], pasen a ser “del dominio público” [...]. Ahora bien, conviene recordar que esta práctica es una anomalía y una excepción, en gran medida una injusticia.
La primera en la frente: el señor Marías considera una injusticia que quinientos años después de la publicación del Quijote podamos leer el Quijote sin tener que pagar derechos de autor a los herederos de Cervantes (que tanto han hecho por la literatura en particular y por el mundo de la cultura en general, como todos sabemos).

Pero sigue:
El resto de las personas deja en herencia lo que posee sine die, sin límite alguno de tiempo, para que lo vayan recibiendo no sólo sus hijos y nietos, sino todos sus descendientes, por lejanos que sean. Muchas fortunas provienen no ya de lo que atesoraban los padres de los propietarios actuales, sino sus tataratatarabuelos. Las tierras, los negocios, las fábricas, los muebles, los cuadros, por supuesto el dinero, los pisos, los edificios, las acciones, todo eso se transmite de una generación a otra y nunca –ni a los setenta ni a los quinientos años– pasa a ser “del dominio público”. [...] también el zapatero lega su zapatería, el panadero su panadería, el terrateniente sus fincas, el banquero su banca, el especulador inmobiliario sus inmuebles, y así todos los profesionales.
El señor Marías comete aquí su segundo error de concepto (error muy extendido, por otra parte, y difundido hasta la saciedad por las sociedades de gestión de derechos de autor): confundir ideas con bienes materiales. ¿O acaso está comparando heredar una zapatería con heredar los derechos de autor del Quijote? ¿acaso es lo mismo la cultura que los negocios? (ooops, retiro la pregunta).

La respuesta a esa falacia es más que conocida: las ideas se pueden copiar. Las zapaterías no. Por yo te puedo pasar una idea y seguir teniendo esa idea en mi cabeza, pero no te puedo traspasar una zapatería y seguir teniendo yo una zapatería. De todas formas podemos ir más lejos. El señor Marías empieza liándola, barajando el concepto «derecho de autor» con el de «copyright».

Para empezar, la expresión Propiedad Intelectual no se utilizó por primera vez hasta 1845 (y aún faltaban muchos años hasta que se empezó a legislar acerca de ella, por no hablar de los derechos de reproducción o copyright). Por lo tanto, dudo mucho que los herederos de Cervantes o el propio Manco de Lepanto anden revolviéndose en sus tumbas por este motivo.

Por otra parte, quien hereda una zapatería tiene dos opciones: o traspasarla, o seguir con el negocio. Si la traspasa, puede que gane una pasta (o no), y luego esa pasta se la funde (o se la deja en herencia a los siguientes). Aunque si decide seguir con el negocio deberá currárselo tanto o más que su padre para sacarlo adelante. Deberá seguir innovando para conseguir hacer zapatos mejores y más baratos que los de la competencia.

De manera artificial, bajo mi punto de vista, desde finales del siglo XIX se ha intentado hacer lo mismo con las obras de arte, permitiendo que se hereden los derechos de autor. Los herederos de los derechos pueden traspasar sus derechos o quedárselos. Si los traspasan, ganan una pasta (o no), y luego esa pasta se la funden, o se la dejan en herencia a los siguientes. Peeeeeero amigo, si deciden quedarse los derechos, pueden pasarse el resto de la vida tocándose la pera sin dar golpe, (y eso si no les da, crucemos los dedos, por «innovar» o «mejorar» la obra de sus antecesores, porque lamentablemente, el talento no se hereda).

Continúa Javier Marías (negritas mías):
Al escritor, al músico, al pintor, al cineasta, se les impone un plazo difícil de justificar [...]. Pero, como también son ciudadanos que deben pagar sus alquileres y el colegio de sus niños, la cesta de la compra y la ropa que se ponen, están siendo objeto de una discriminación descomunal.
Y sigue pataleando:
Pululan por ahí ideas muy “bonitas” pero completamente injustas y erróneas. “La cultura es de todos”, se oye a menudo, sobre todo en boca de los consumidores, que en realidad están afirmando que la cultura es gratis. Y no, las creaciones culturales son de quienes las hacen, y ya es mucho que no puedan serlo también de sus descendientes.
Obviamente, las creaciones culturales son de quienes las hacen, y no de sus herederos, por la sencilla razón de que no son sus autores. Pero sigamos leyendo, porque aquí es cuando se lía la manta a la cabeza y piensa «de perdíos al río»:
¿Y ustedes creen que dedicaríamos tanto esfuerzo si nuestras obras pasaran a ser “del dominio público” inmediatamente, si nuestra propiedad intelectual dejara de existir de hecho al instante y no sacáramos un euro de nuestras invenciones? Yo, la verdad, no escribiría una línea.
Señor Marías, tiene usted, en mi opinión, dos opciones.

La primera opción es mantenerse en sus trece, erre que erre, insistiendo en que la profesión de escritor (o la de pintor, o la de músico, o la de autor en general) es igual a las demás, y que sus frutos no son más que mercancías transmitibles de padres a hijos. En ese caso, aténgase a las consecuencias, porque al igual que se lo diría a cualquier otra persona (un abogado, un electricista, un informático), se lo digo a usted: si no puede ganarse la vida haciendo lo que hace, cambie de profesión. Le recomiendo, por ejemplo, levantarse cada día a las seis de la mañana para subirse a un andamio hasta la puesta de sol. Cuando se muera, siempre podrá dejarle el andamio a sus herederos para que se ganen la vida.

La segunda opción que tiene, señor Marías, es admitir que la profesión de creador está en un plano distinto a las demás. Que alguien capaz de pintar un cuadro o escribir una canción que conmueve el alma de quienes la escuchan o lo contemplan no es sino un ser afortunado y un privilegiado. Que la difusión de sus obras beneficia a la humanidad y que, por tanto, cualquier intento de limitar su difusión (ya sea mediante DRM, cánon o leyes absurdas) no es sino ir en contra de usted mismo y de los que le admiramos.

17.11.07

Se preguntan porqué no nos vamos

De vez en cuando me doy una vueltecilla por El Blog Salmón, un blog centrado en el tema de la economía. En este blog participan diversos expertos en economía, y cobran por ello (la propietaria del blog es una empresa, no los autores). Como podéis imaginar, los autores de este blog no son precisamente progres trasnochados, que diría el Gran Wyoming.

Cuando se supone que eres un experto en economía, y te pagan por escribir en un blog, es todo un detalle intentar que no se te vea el plumero. El problema viene cuando no sólo se te ve el plumero, sino cuando demuestras que lo de «experto» también es bastante discutible.

Estoy refiriéndome a la entrada ¿Porqué no nos vamos? que se publicó el pasado día 13, a raíz de la pelotera diplomática que se ha formado gracias a Chávez y a nuestro desocupado monarca («¿porqué no te callas?»).

El autor del post, muy indignado por lo que él llama las contínuas provocaciones de los líderes sudamericanos, sugiere ni más ni menos que las multinacionales españolas deberían largarse de allí. Que ya basta de aguantar a aquellos salvajes que no respetan conceptos básicos del mundo occidental, como el libre mercado; esos conceptos gracias a los cuales aquí en Europa hace mucho que hemos dejado de ser pobres, vivimos alegres y felices, nos levantamos a las seis de la mañana para ir a trabajar silbando una alegre tonadilla, atamos los perros con longanizas, y la tenemos más larga que nadie. Vamos, que sólo le ha faltado decir «Es mi Scattergories y me lo llevo».

Que porqué no nos vamos, dice... tsk, tsk. Lo que hay que oír.

Vaya por delante mi máximo respeto a IC, autor del post y seguramente gran experto en economía, ya que mis conocimientos sobre ese tema son bastante rudimentarios, aunque me parece que para el viaje no me van a hacer falta tantas alforjas.

Señor IC, las multinacionales españolas no se van de América latina porque, dicho simple y llanamente: se están forrando. Las multinacionales no son hermanitas de la caridad: si no les saliera a cuenta, haría mucho tiempo que se hubieran largado.

Precisamente esas condiciones que tanto critica el señor IC: inestabilidad gubernamental, inseguridad jurídica, etc., son las que históricamente han aprovechado las multinacionales europeas y norteamericanas para llevar a cabo maniobras que seguramente en Europa o en EEUU no les hubieran consentido. Y si comparamos las condiciones laborales de sus trabajadores, con las de sus homónimos europeos o estadounidenses, mejor corremos un tupido velo, ¿no?

Duerma usted tranquilo, señor IC, que los directivos de Repsol YPF, Telefónica y demás no van a pasar «hambre frío y calamidad». A lo mejor se forran un poquito menos, pero seguramente ni eso.

11.10.07

Descuadre


Me acaba de pasar algo curioso. Hace un rato he ido a la caja de ahorros a sacar pasta para pagar unas reformas que hemos hecho en la comunidad de vecinos (este año soy el presidente de «esta nuestra comunidad», aunque eso es otra historia y deberá ser contada en otro post).

Como decía, he ido a retirar dinero. La cajera era una chica jovencita, con 25 años o menos. Novata a todas luces. Antes de entregarme el dinero lo ha contado dos veces. Me ha llamado la atención, y me ha parecido curioso, que lo contaba muy despacito. No al «estilo banquero», como si estuviera contando hojas de papel, sino con aquella falta de costumbre que tenemos los que vivimos de cobrar una nómina: pasando los billetes de la mano a la mesa, uno a uno, chasqueando los dedos para que no se traspapelasen. Veinte billetes de cien euros por aquí; diez de veinte por allá. En total, dos mil doscientos euros. Tan despacio los ha contado que incluso a mí, que seguía sus movimientos detenidamente desde el otro lado de la ventanilla, me ha dado tiempo a contarlos también. Como ya he dicho, los ha contado dos veces.

El caso es que, una vez en casa, a eso de las 20:00 (el banco lo cierran a las 19:45), ha sonado el teléfono. Era una voz de hombre. Transcribo la conversación:

Lillo: ¿Síiiii...?
Cajero: Buenas, ¿es usted Lillo?
L: Sí.
C: Le llamamos de Caixa Laietana. Ha hecho usted un reintegro esta tarde, ¿verdad?
L: Sip.
C: Mire, es que tenemos un descuadre. ¿Me puede decir qué cantidad ha retirado?
L: 2200 leuros.
C: Perfecto. ¿Y en qué billetes se lo han dado?

(he vuelto a contar los billetes, aunque no hacía falta, porque ya había visto cómo los contaba la chica)

L: 20 billetes de 100 y 10 billetes de 20.
C (con resignación y cierto aire de desconfianza): Ya... (pausa incómoda de 1.5 segundos) bueno, muchas gracias. Adiós.
L: Adiós.

Me ha quedado una sensación extraña y he sentido un poco de lástima por la chica. Sé que el descuadre no se ha producido en mi transacción, porque la chica me ha dado la cantidad correctamente, y la anotación en la cartilla también es correcta. Pero fijo que se las va a cargar por ser la nueva.

Pensándolo fríamente, me doy cuenta de que tal vez sospechan que yo soy un jeta y me he quedado con más pasta de la cuenta (y tal vez me pueden poner en algún tipo de lista negra), pero la verdad es que me la sudaría... sino fuese porque no puedo dejar de pensar que la niña se la va a cargar. Me consolaré pensando que tal vez se ha equivocado con otro cliente (cosa que me parece harto difícil, vista la minuciosidad con que cuenta los billetes).

Moraleja: dicen que trabajar en un banco es un chollazo. Pero por nada del mundo cambiaba yo mi curro por el de cajero.

Por cierto, cuando hablan de «descuadre», doy por hecho que les ha faltado dinero. ¿O alguno de vosotros cree que en los bancos se ponen a llamar a los clientes cuando les sobra dinero? Hombre, por Dios. ¡Que los Reyes son los padres!

18.6.07

Créditos finales

A raíz de la lectura de este post del blog «Espoiler», que habla sobre un tema bastante relacionado: los cortes publicitarios en momentos inoportunos, he reflexionado sobre algo que me jode sobremanera: la manía que tienen las televisiones de cortar los títulos de crédito finales de las películas.

Una vez un alto directivo de TV3 justificó esta mutilación de la manera más peregrina: según él, los espectadores no vemos los créditos finales porque las letras de los títulos de crédito son demasiado pequeñas para ser leídas en televisión.

OK. Aceptamos barco como animal acuático. Duerme tranquilo, majete, que ya has pensado bastante por hoy.

Esto podría ser cierto hasta cierto punto. Por ejemplo, los créditos finales de "El señor de los anillos: El retorno del Rey" duran unos 15 minutos, y en ellos se incluye un listado completo de toooodos los miembros de la Tolkien Society (que son unos cuantos —doy fe—, y entre los que se incluyen Ian McKellen y Elijah Wood; los actores que interpretan a Gandalf y Frodo, respectivamente —sí, los he buscado: podéis llamarme friki).

Aunque de todas formas, la excusa del tamaño de las letras no explicaría porqué cojones se mutilan también los créditos finales de las series y del resto de programas creados expresamente para televisión. Verbigracia: en la serie Los Simpsons (A3TV), no sólo se mutilan los créditos finales, sino también los iniciales. En la mayoría de series españolas recientes, los créditos finales están incrustados en el propio capítulo. Es decir: la acción continúa mientras los créditos de desplazan horizontalmente por la parte inferior de la pantalla.

La triste realidad es que los espectadores no vemos los créditos finales por razones varias:

  • No estamos acostumbrados a hacerlo, y el hecho de que las televisiones los corten no va a ayudar a solucionar esta mala costumbre.
  • No existe esa cierta cultura del respeto hacia la película como una obra en conjunto (podéis obviar las pelis de Steven Seagal) de la que tanto mola hablar en programas como el de Garci.
  • Tenemos sueño. Cuando una película termina, normalmente son las tantas de la noche y el espectador está hasta los cojones de que en los últimos 20 minutos le hayan metido con calzador tres cortes publicitarios (el último de ellos, 1 minuto antes de que termine la película). Uno lo que quiere es irse a la camita, que al día siguiente hay que madrugar para ir al curro.

El caso es que los títulos de crédito al final de una película son necesarios por varios motivos...

En el cine, uno puede desperezarse un poco, y mirar alrededor para ver las caras de la gente que empieza a desfilar, mientras los más tranquilos, entre los que me cuento, podemos esperar a que termine el «embotellamiento» que se produce a la salida del cine. Además, el simular que estás leyendo los créditos te hace parecer más culto, y te permite, con un cierto aire de superioridad, poner los ojos en blanco, como diciendo hay que ver, ¡qué falta de respeto! ¡qué poca cultura cinéfila!.

Durante los créditos finales puedes aprovechar también para disimular esa lagrimilla que se te ha escapado con el final de Titanic, y que así no te puedan reprochar nada cuando, al salir de la sala, te pongas a rajar delante de las tías sobre lo pastelosa que era la película.

Incluso hay títulos de crédito que son bastante divertidos (ahora pienso en las "falsas" tomas falsas de algunas películas, como Shrek, Bichos o Monstruos S.A. o Algo pasa con Mary). También estoy pensando en escenas ocultas que traen algunas películas después de los títulos de crédito, como X-men 3 (donde se desvela un detalle importante de la trama) o El secreto de la pirámide (ver foto que acompaña a este fost).

En casa es otro mundo. He comprobado científicamente en mis propias carnes que el tiempo que aguanto mirando los créditos finales de una película es directamente proporcional a lo que me haya gustado (o impresionado) dicha película. Hablo, por supuesto, de pelis en DVD o bajadas de Internet, porque como ya sabemos, en las que dan por la tele, ni créditos finales, ni de . Por ejemplo, ¿que me pongo «El imperio contraataca»? Pues nada, en estado de trance hasta que aparece el último aviso de Copyright. ¿Que acabo de ver un bodrio como «Alatriste», en el que a duras penas aguanto hasta el final? Pues nada, hombre, en cuanto aparece el nombre del director, apagamos el DVD y hago zapping a ver qué echan en la tele.

Esta es una de las (des)ventajas de vivir «de rodriguez»: que uno es amo y señor del mando a distancia. En caso de vivir en pareja, pues cuando empiezan los títulos de crédito hay varias alternativas (además de esa que estáis pensando).

Por ejemplo, después de una comedia romántica (esas que terminan con un primer plano de filetazo entre el chico y la chica) puedes intercambiar la típica sonrisa cómplice con la parienta. O simplemente quedarte mirándola un ratito, si se ha quedado dormida. O empezar a discutir de qué coño iba el argumento (si es una película incomprensible como Primer —por cierto, ni se os ocurra verla).

En fin, que por estos y otros muchos motivos, que se os habrán ocurrido a vosotros, deberíamos exigir que no nos roben los ratitos de los créditos finales.

Y ya sabéis: si la peli es mala, cuando aparezcan los créditos finales no dudéis en darle al botón del mando. Sin piedad. Sin remordimientos. ¡Zap!

16.3.07

Paripé (II)

Hoy se ha publicado en la web del Ajuntament de Mataró el nombre de las empresas que optan al concurso para la famosa «locomotora comercial». Pongo empresas así, en cursiva, porque en realidad sólo se ha presentado una. Adivinad cuál. No os vais a llevar ningún premio, porque ya os lo había dicho yo aquí y aquí. Sí señor:


¿Alguien duda todavía de que la inevitable demolición de la fábrica Fàbregas i de Caralt (patrimonio arquitectónico y bla, bla, bla) es una condición impuesta al ayuntamiento por El Corte Inglés «a cambio» de presentarse al concurso?
¿No es raro que ninguna otra empresa se haya molestado siquiera en presentarse a un concurso tan jugosito? ¿no será que el resultado del concurso está tan, pero tan cantado, que no valía la pena ni molestarse en gastar papel y tinta?

Ahora sólo queda esperar a ver cuál de las empresas (ejem) que se han presentado es la que se lleva el gato al agua. Aunque claro, esto ya ha perdido toda la emoción. Es como cuando a uno le cuentan quién es el asesino media hora antes de que termine la película. En fin.

24.2.07

SGAE = Ladrones

Con la siguiente entrada, y siguiendo la iniciativa propuesta por El diablo en los detalles, via menéame, muestro mi soporte a Julio Alonso de merodeando.com, recientemente amenazado por la SGAE por un artículo que escribió hace ya casi tres años. Ahí va mi granito de arena.

SGAE = ladrones

Es alucinante lo de la SGAE. Lobo Gruñón explica muy bien en ¿Por qué cobra la SGAE? cómo cobran por una cantidad increible de conceptos. También Escolar le ha dedicado recientemente su atención en La tarta del CD, desglosando el destino final del precio de un CD.

Acaba de lanzarse un Google Bombing contra la SGAE. Se trata de establecer un enlace a la página de la SGAE con el título “ladrones”. Todavía no aparece la página de SGAE en las primeras páginas de la búsqueda en Google, pero todo llegará.

Actualización 27/04: ya está la SGAE como primer resultado en la búsqueda ladrones en Google. Cuatro días ha tardado el google bombing en tener efecto.